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El olor de los recién nacidos activa los mismos centros de recompensa que las drogas. Así titula un medio de difusión, un artículo donde se recoge una investigación  realizada en el año 2013. En la misma se plantea que el olor del bebé es un mecanismo neurobiológico relacionado con el vínculo temprano. En este estudio se presenta como principal conclusión, que el contacto con el olor del bebé activa los circuitos del cerebro asociados con la recompensa; con mayor fuerza en mujeres que son madres que en las que no los son. Como pregunta los autores plantean si la causa son los cambios neuroendocrinos que se producen tras el parto o si es posible que sea una vía de recompensa biológica al cuidado y la crianza temprana.