El ritmo de la vida diaria puede ocasionar dificultad para encontrar tiempo y espacio para sí mismo, aún más si somos madres o padres. Si bien es cierto que con la llegada de los hijos las prioridades cambian, también lo es el hecho que una crianza de calidad depende en gran medida del bienestar físico y emocional de las/los madres/padres. Ya que la familia es el primer espacio relacional de los niños, es dentro de ella donde se aprende la importancia del cuidado, el amor y la compasión hacia sí mismos.
Es preciso conocer que la crianza es un proceso de alta exigencia durante el cual, son importantes los vínculos fuertes con otras personas y la diversidad de experiencias que ayuden a fortalecer e integrar las vivencias del día a día. En términos generales el autocuidado debería basarse al menos en las siguientes áreas: tener objetivos vitales, contactar con la propia creatividad, disfrutar de relaciones que no se encuentren centradas en la familia o el entorno laboral y disfrutar de tiempo de descanso, ocio y actividad física (esta última en estrecha relación con la salud mental).